Palabras
En mi último viaje a Rusia tuve el agrado de visitar y recorrer la Catedral de San Basilio, ubicada en la ciudad de Moscú, al regresar era tanto mi afán por compartir esta experiencia, única e irrepetible por lo menos para mí, que organicé una reunión con mis amigos. La Catedral es sencillamente deslumbrante, dueña de una estética singular, es una caricia a los ojos de cualquier persona que habite este planeta. Al reunirme con mis amigos , y contando los detalles del viaje, una simple pregunta fue el detonante para escribir esta reflexión, ¿nos mostrás las fotos de la Catedral?. En ese momento sentí que para describírselas sería conveniente poner a trabajar mi imaginación y la de ellos, emplear los adjetivos que representen de forma casi exacta esta fastuosa e imponente construcción, para que pudieran interpretar mi idea y representarla en sus mentes.
Fue cerrar mis ojos e invitarlos a este desafío, al apasionante viaje de la imaginación y la creatividad. Juntos recorrimos la Catedral desde sus cimientos, reparando en cada detalle arquitectónico y estético, hasta el punto más alto; en nuestras mentes recorrimos unidos cada tramo, cada figura de su variada geometría. Fue sentir como actuaba la “ magia “ de las palabras, de cómo podemos con ellas construir algo en otro ser, de la capacidad creativa y descriptiva que tenemos a través del lenguaje.
Este sano ejercicio mental enriquecerá nuestro vocabulario –y el de nuestros pares-, a la vez que contribuirá al desarrollo de nuestra capacidad de expresión y oratoria.
Quizás el relato anterior fue solo un sueño, porque es probable que, ante la pregunta de mis amigos, haya respondido: “Si, aquí les muestro la Catedral “ y en sus retinas hayan visto 114 fotos en tres minutos, sacadas con mi Samsung Galaxy Ultra Premium Power G 56-x, y esa acción haya terminado por enterrar, definitivamente a la “magia” de las palabras y lo hermoso que ellas generan.