Te amo, por (a)hora
Se vieron, se juntaron, sintieron enamorarse. Lograron disfrutar por momentos esa hermosa paradoja de dos seres que se convierten en uno, a pesar de seguir siendo dos. Llegó el momento ¿Se acabó el amor? Se quieren pero no se miran, se quieren, pero se dejan ir. De un momento a otro, los caminos compartidos que antes eran dos pero completamente juntos se bifurcaron, se separaron; a esos dos caminos, se les suman dos. Dos se fueron por un lado, dos se fueron por otro. Qué curioso es el ser humano que en el transcurso de tiempos relativamente cortos logra percibir a esa persona que fue parte entera de su vida como un ente prácticamente desconocido, que se lleva consigo todos los recuerdos. Los dos los tienen, pero al cruzarse, adrede o inconscientemente, parecen olvidarse de cada mínimo detalle. Y realmente no es problema que esto sea así dado que es la esencia del hombre percibir cada momento como dinámico y pasajero, tarde o temprano comprende que lo que piensa eterno es sólo un ahora cambiante e impredecible.